Todos los días leemos, escuchamos y/o vemos noticias que a veces ya no nos sorprenden: desapariciones, asesinatos, violaciones, agresiones, corrupción, engaños, maltratos, robos, mentiras... Lo peor: NUESTRA INDIFERENCIA!
Las víctimas terminan siendo culpables y los delincuentes y las autoridades... siguen caminando tranquilamente por la calle. Las autoridades finalmente son parte de ese círculo de corrupción, por dinero o por miedo, suponemos... Son también víctimas de la delincuencia, cuando su vida y la de su familia son amenazadas?
Desafortunadamente, hasta que no somos víctimas de alguno de estos delitos, no nos sumamos a acciones para denunciar y exigir justicia; hasta que somos víctimas nos llega la verdadera conciencia, pero no siempre lo suficiente para hacer algo. Otra vez: NUESTRA INDIFERENCIA!
Como víctimas, el miedo nos detiene, el qué dirán nos importa más, el que seamos juzgados o tachados pesa sobre nosotros. Dónde queda el amor a nosotros mismos?
Como espectadores, es la falta de amor a la vida, sea la propia o la del compañero, la que nos lleva a ser pasivos?
Quienes se han atrevido a hacer algo más, terminan muertos. Cuántos más se atreverán a protestar?